Cada mañana, Verónica Palma, una corredora rarámuri nacida en Basigochi de Las Palmas (un ejido cerca del municipio de Guachochi), se pone de pie antes del amanecer, para correr entre calles y montes cercanos a la colonia Tarahumara de Ciudad Juárez.
Su libertad se activa con el sonido de sus pasos. A veces acompañada por su perro llamado “Mantequilla”.
Desde pequeña, prefería jugar carreras con los niños del pueblo antes que jugar con muñecas, pues le recordaba la sensación de flotar sobre la tierra con sus huaraches, como si sus pies no tocaran el suelo mientras avanzaba a gran velocidad.

“Sentía que volaba así. Como que no sentía nada en las suelas de mis huaraches cuando iba corriendo”, expresó.
En la colonia Tarahumara, donde habitan más de 70 familias rarámuris, comenzó su pasión por el movimiento y la naturaleza, pues sus recuerdos de infancia incluyen madrugadas al calor del fuego con su abuelo, quien tocaba el violín mientras ella bailaba o escuchaba.

También recuerda cómo corría entre piedras mojadas para llegar a la escuela bajo la lluvia, saltando obstáculos del terreno serrano.
Aunque amaba su vida en la Sierra, decidió emigrar con su madre a Ciudad Juárez en busca de nuevas oportunidades, dejando atrás a sus abuelos y el paisaje montañoso que había formado su carácter y fortaleza física.
Pero no fue hasta que tenía 22 años que vio en televisión el anuncio de un maratón que se realizaría en el parque “El Chamizal”, lo que la impulsó a retomar el deporte que tanto le apasionaba, por lo que se inscribió de inmediato.

A partir de ese primer encuentro, Verónica comenzó a competir de forma constante en carreras locales, estatales y binacionales, donde su nombre empezó a destacar por su velocidad, resistencia y entrega en cada trayecto recorrido.
Su talento la llevó a cruzar fronteras. Viajó a Francia y a Canadá para representar a los pueblos originarios en eventos internacionales, donde convivió con atletas indígenas de distintas partes del mundo y vivió experiencias inolvidables como subir un teleférico sobre montañas nevadas.

En Ottawa, Canadá participó en carreras de velocidad y en Los Ángeles, California ganó el tercer lugar en la categoría de relevos.
Junto con Yulisa Fuentes, Isidora Rodríguez, Rosa Ángela Para, Lucía Nava y Argelia Orpinel, formó parte de un equipo de seis mujeres rarámuris para The Speed Project, una competencia de relevos que cubre 550 kilómetros, desde Los Ángeles hasta Las Vegas.
Verónica corre también por los suyos
Contó que usó los premios y los recursos que ganó para apoyar a la comunidad rarámuri: llevó comida, artículos necesarios y buscó mejorar el comedor comunitario de la colonia Tarahumara, donde alimentan a los niños del sector de lunes a viernes.
También gestionó la creación de canchas deportivas para que los niños de su comunidad tengan un espacio donde jugar fútbol, desarrollarse y mantenerse alejados de contextos de riesgo en esta zona de la ciudad.
Su historia forma parte del documental “42.195 km”, una producción de 80 minutos que narra las vivencias de cinco mujeres maratonistas, entre ellas, la orgullosa corredora rarámuri Verónica.
El documental busca llegar a plataformas reconocidas como Netflix, para que el mundo conozca el camino de estas mujeres que han recorrido miles de kilómetros impulsadas por su origen, su historia y sus sueños.
Pero más allá del reconocimiento, lo más importante para ella es disfrutar lo que le apasiona hacer y, al mismo tiempo, ayudar a otros jóvenes rarámuris que enfrentan carencias para encontrar un sano refugio en el deporte.

También platicó que su próxima carrera es “El Ultramaratón de los Cañones” en Guachochi, la cual se llevará a cabo el viernes 4 de julio, en donde participará en los 10 kilómetros, así como irá acompañada de otros 15 corredores de la colonia Tarahumara.
Verónica continúa su entrenamiento con disciplina, mientras sigue inspirando con su historia, demostrando que desde lo alto de la Sierra Tarahumara o en las calles de Ciudad Juárez se puede llegar tan lejos como el alma quiera avanzar.