Para Elena, recordar a su pequeña “Gurrumina” no es algo del 2 de Noviembre, sino de todos los días, desde que la “perdió”.
“La siento todos los días. Como era mi primera hija. La única. Mi otro hijo es varón, pero este día es por tradición venir. Yo la tenía en una cajita de cristal, pero Dios decidió llevársela y sólo queda sobrellevar la vida con el dolor a diario”, expresó la madre de familia.
Esto en referencia a Luisa Adriana Aguirre Gutiérrez, quien murió a los 13 años en el año 2000, víctima de una bronquitis. Por “pequeña y bonita”, su mamá le adjudicó el apodo de “Gurrumina”, haciendo alusión a las tradicionales aves que adivinan la suerte, sacando papeles con leyendas diversas de una caja.
Elena recuerda a su “Gurrumina” todos los días, a través de la música de Shakira y de la Banda El Recodo, la cual era su favorita, así como viendo sus fotos y recordando todos aquellos momentos felices que vivió con ella.
“Todo el tiempo está en mis pensamientos. Desde que estaba en el vientre y hasta que se me fue”, expresó.
Mientras tanto, acompañada de su marido y padre de la niña, arregla con sus manos el montículo de tierra en donde se encuentran sus restos.
Cuenta qué durante 22 años, frecuentemente visita el panteón, el San Rafael, aun cuando es complicado debido a la lejanía. En días tradicionales como éste, el traslado es más fácil, pues pudo hacer uso de las unidades de transporte y de uso gratuito que el gobierno municipal destinó para estos fines por ser Día de Muertos.
A Luisa Adriana le sobreviven sus padres, un hermano y tres sobrinos que ya conoció. Uno de ellos es una niña, que actualmente lleva el mismo nombre que ella en su honor.
Sus restos descansan en el panteón San Rafael, el más grande de Ciudad Juárez y de orden municipal.

Hasta la administración pasada se encontraba al límite de su capacidad, pero tras la adquisición de más espacio actualmente cuenta con al menos cinco años de vida.
“Son 100 hectáreas, las primeras se dieron en donación por parte de los propietarios, en años recientes se adquirieron otras 49, ya tenemos utilizado el 65 por ciento y es el único panteón público que cuenta con nuevas fosas”, dio a conocer Gibrán Solís, director de Servicios Públicos Municipales.
Una de las cuestiones por las que el espacio se saturó fue la pasada ola de decesos por Covid-19, durante la pandemia. Solís señaló que para estas personas se utilizaron dos jardines, con una capacidad de mil 200 cuerpos cada uno aproximadamente.
Del mismo modo, se cuenta con un jardín y otro recién abierto que da servicio a restos de personas sin identificar, este lugar es conocido coloquialmente como fosa común, y brinda el servicio de sepultura para la Fiscalía del Estado de la Zona Norte.

En esta área que se distingue de entre las demás por parcelas sin el colorido de las flores y demás aditamentos que suelen llevar las tumbas, el alcalde en conjunto con otras autoridades municipales y el obispo de la Diócesis de Ciudad Juárez, José Guadalupe Torres Campos, colocaron una ofrenda y rezaron por quienes ahí moran.
Entre risas, llantos, música y conversaciones familiares de miles de visitantes, Elena emitió una reflexión, en relación de que era necesario amar y demostrar afecto a las personas en vida, pues consideró que actualmente y pese a los problemas que se han vivido tras la pandemia y la violencia, la gente se sigue distanciando de sus seres amados.
“Hay que seguir adelante, hay que aprender a vivir con ellos en los recuerdos y fotos, a no olvidarlos; pero también hay que recordar a la humanidad, que estamos vivos, que las personas necesitamos abrazos, comida, visitas, que una llamada o un mensaje no cuesta nada, no hemos aprendido nada de la pandemia”, reflexionó.
