Una reunión a principios de 1900, entre los presidentes de México y Estados Unidos que no pasó desapercibida, pero que se desconoce de qué trató, fue inmortalizada a través de una medalla, donde aparecen los representantes de cada pueblo: Porfirio Díaz y William Howard Taft.
Estos dos presidentes tuvieron un encuentro diplomático el 16 de octubre de 1909, según refieren archivos históricos periodísticos.
Esta reunión binacional fue de gran relevancia para México, pues en ese entonces atravesaba por una crisis política-social que, posteriormente, concluiría en un movimiento armado conocido como Revolución Mexicana.
Los medios trataron de dar cobertura a este hecho, sin embargo, el encuentro se dio a puerta cerrada y tan solo unos cuantos tuvieron apenas acceso a poca información, la cual encabezó las portadas de dos medios: El Imparcial y El Tiempo.
La reunión tendría el propósito de fortalecer los lazos de cooperación, ayuda mutua, entendimiento y cooperación entre ambos países. Sin embargo, tras el estadillo de la revolución en México, Estados Unidos no hizo nada para detener el conflicto.
El encuentro entre los presidentes se realizó, primero, en los salones de la Cámara de Comercio de El Paso; después Taft cruzó el puente fronterizo y se reunió con Díaz en la Aduana de Ciudad Juárez, según refirió el “El Imparcial”.
Además, en el ambiente se percibía la festividad, este medio señaló que la reunión fue una gran fiesta popular: “El Paso y Ciudad Juárez estaban profusamente adornadas. Por todas partes ondeaban banderas mexicanas y americanas, entrelazadas. El día fue una verdadera fiesta, y por todas partes se organizaron excursiones”.
Díaz estaba pavoneandose de esta unión, pues de acuerdo con la documentación de este encuentro, esa mañana del 16 de octubre, el general Díaz “salió de su habitación, ubicada en la Aduana de Ciudad Juárez, luciendo el laureado uniforme de divisionario… y en el pecho, todas sus condecoraciones, de las que la luz arrancaba todos los destellos del iris”.
Aunque no todo era “miel sobre hojuelas”, ya que el periódico católico “El Tiempo” publicó que se había descubierto un complot para asesinar a ambos mandatarios, con la intención de enemistar a ambas naciones.
También que, con la visita del ejecutivo estadounidense a tierra nacional, ésta sería la segunda ocasión en la historia de los Estados Unidos en que uno de sus presidentes ha traspasado sus fronteras, aunque esta versión nunca se confirmó.
A pesar de que la reunión fue “amistosa”, a partir de entonces, la política exterior de Estados Unidos cambió con México.
Los motivos fueron de diversa índole, entre ellos: México se negó a seguir prorrogando el arrendamiento de la Bahía Magdalena a los Estados Unidos; el régimen porfirista comenzó a privilegiar a los capitales europeos en detrimento de los estadounidenses; y, también, por la ayuda que prestó el gobierno mexicano a José Santos Zelaya, expresidente de Nicaragua, derrocado gracias a una intervención de EU.
Medalla Díaz-Taft
El encuentro no solo fue documentado por medios nacionales de la época, pues también, ambos países mandaron acuñar una medalla conmemorativa del evento.
Mientras la mexicana contaba con el nombre de Porfirió Díaz al frente, la estadounidense hizo lo mismo con la suya, puso el nombre de su presidente primero.
José Ángel Álvarez Díaz, numismático juarense e integrante de Sociedad Paso del Norte por la Cultura de la historia A.C., explicó que la diferencia entre la medalla y la moneda, es que la primera no representa un valor en el mercado, es decir, que no podía utilizarse para la compra-venta.
Comentó que, hasta el momento, no existe en la historia oficial la verdadera razón por la que se dio este encuentro entre ambos presidentes.
Este artículo estuvo por algún tiempo en las manos de este numismático e historiador, la cual después terminó vendiendo.
“Cuando las vendí fue en 100 dólares cada una, pero en la pandemia toda la numismática mexicana subió de precio, por lo que no podría especular cuánto valdrían hoy día”, platicó a Circuito Frontera.