El endurecimiento de las políticas migratorias en Estados Unidos amenaza con transformar por completo el flujo de personas en la región, además de incrementar los riesgos para las personas migrantes en México.
Entre las nuevas medidas, el gobierno estadounidense contempla negar visas a ciudadanos de 43 países, incluidos cubanos y venezolanos, lo que tendría un impacto directo en México y en otras naciones del continente.
Así lo advirtió el doctor Luis Alfredo Arriola Vega durante su participación en el Foro Nacional “México y las migraciones en el siglo XXI: Voces que cruzan fronteras”, organizado por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) y la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES).

Alertó que Estados Unidos está expulsando a migrantes de países con los que no mantiene relaciones diplomáticas, sin acuerdos de repatriación establecidos.
México podría ser el siguiente destino presionado para recibir migrantes sin acuerdos diplomáticos previos y, de concretarse, la presión sobre los sistemas migratorios y humanitarios del país crecería de manera preocupante y acelerada.
En febrero, por ejemplo, 299 personas originarias de países como Irán, Afganistán, Nepal, Pakistán, Somalia, Eritrea, Camerún, Etiopía, China y Rusia fueron deportadas a Panamá.
Y, para finales de marzo, 199 de esos migrantes optaron por ser repatriados voluntariamente, mientras que los demás permanecieron en situación irregular, expuestos a deportaciones futuras y a un limbo jurídico.
Un fenómeno similar ocurrió en Costa Rica, donde migrantes expulsados de Estados Unidos también quedaron atrapados en procesos inciertos.
Además, el panorama para organizaciones de apoyo a migrantes tampoco es alentador, con recortes presupuestales a programas de ayuda internacional, como los fondos de la USAID estadounidense y las agencias de Naciones Unidas, por lo que muchos proyectos humanitarios podrían ver reducida su capacidad de operación.
Incluso el Programa Mundial de Alimentos, vital en zonas críticas, sufre déficits graves que amenazan su operación regular comentó Arriola.
De tal manera que, frente a este panorama, los migrantes no sólo enfrentarán fronteras, sino también un mundo cada vez menos dispuesto a ayudarlos.

Cierre de rutas tradicionales
El especialista también mencionó que los países sudamericanos se ven presionados por el gobierno estadounidense para detener la migración a costa de sus economías y acuerdos.
Obligando a Belice, Panamá, Guatemala, entre otros, a tomar medidas desesperadas con presencias militares. Tales como el registro biométrico en Panamá o el “Cinturón de Fuego” en Guatemala.
El cierre de rutas tradicionales empuja a los migrantes a caminos más peligrosos y con mayor presencia militar, donde México cada vez más actúa como un muro vertical extendido, no sólo en su frontera norte, sino también en el sur.
El desplazamiento de la frontera de contención es real y está bajando hacia territorios como la Selva del Darién.
Sin embargo, Arriola Vega advirtió que los migrantes que buscarán quedarse en el sur de México para establecerse y no volver a su país de origen, pero también, ante mayores controles en la región, podría surgir una migración más pausada, dispersa y prolongada en el tiempo.
Expuso que las mujeres guatemaltecas cruzan a diario para vender productos, trabajar en el campo o en hogares mexicanos, por lo que el comercio de ropa, electrodomésticos y alimentos también fluye en esas fronteras.
Mientras que en el extremo sur, en la frontera con Belice, trabajadores migrantes sostienen la industria azucarera en San Rafael Pucté, por lo que la movilidad internacional, , especialmente desde fuera de Mesoamérica, seguirá, pero en escenarios mucho más complicados.
Los riesgos
Debido a estos factores, el crimen organizado de diversas zonas como Chiapas, Tabasco, Campeche y Yucatán hacen de la cuestión migratoria un negocio de esclavitud o de altas tarifas a los migrantes.
Expuso que a esta situación se suma el encarecimiento de las rutas migratorias, pues, tras la cancelación de la aplicación CBPOne, los “polleros” incrementaron sus tarifas.
Dijo que mientras antes cobraban alrededor de 4 mil dólares para trasladar a una persona desde el sur hasta el norte de México, actualmente la cifra aumentó significativamente, haciendo aún más costoso y riesgoso el tránsito hacia Estados Unidos.
México podría enfrentarse a una gran crisis migratoria en el futuro con personas de cualquier nacionalidad u origen, motivo por lo que es inminente que el Estado Mexicano piense en políticas internacionales que puedan aminorar esta situación.