La hermandad entre Ciudad Juárez y El Paso no sólo está conectada por la cercanía de su territorio, sino también por su interacción cultural y artística que trasciende fronteras.
En medio de este vaivén surgió un movimiento de “tráfico cultural”, que si bien no se trataba de un robo de piezas de arte, los “polleros culturales” introducían obras artísticas de contrabando a El Paso para realizar exposiciones.
Y es que estas dos ciudades fronterizas tienen un intercambio continuo de arte, idioma y tradiciones, es decir, una sinergia binacional que enriquece a ambas comunidades, reflejándose en la vida diaria de sus habitantes, pues muchos tienen familiares en “El Chuco” y viceversa, de tal manera que el “Otro lado” no adquiere un significado peyorativo.

David Flores, mejor conocido como “Mambo” o “Mamboska”, platica que antes de que la ola de violencia azotara en esta frontera, entre el 2006 y 2008, varios colectivos comenzaban a formarse, con la intención de realizar eventos culturales y artísticos.
Explica que a pesar de que son sociedades diferentes quienes viven en la frontera tienen su identidad propia: la Cultura Fronteriza, del eterno cruce, el vaivén de las cosas.
“Claro que creo que hay un tipo de cultura en la frontera. Es la Cultura Fronteriza. Ni del Norte ni del Sur. Somos Fronterizos. No somos una subcultura. Nuestra cultura es como un mural de mosaico, hecho de fragmentos de otras culturas con una composición que está en constante mutación. Es como un performance. El performance del ‘cruce’. Nosotros vivimos en el purgatorio”, agrega.

Esta situación también provocó que surgieran otro tipo de alternativas y, principalmente, la necesidad de ambas comunidades de tener una correlación fue más evidente cada día.
Después nacieron los “polleros culturales”, quienes surgen de la plataforma binacional de artistas “Puro Borde” enfocada en promover la cultura a través del arte, entre las ciudades hermanas de El Paso, Texas y Ciudad Juárez.
“El Pollero Cultural es un ejercicio performático transnacional que consiste en cruzar obra no declarada de artistas sin documentos migratorios, en ambas direcciones, a través de la frontera de Estados Unidos y México”, explica Flores.
Dice que el propósito de los “Polleros Culturales” era llevar paquetes para generar exposiciones binacionales, gestionar eventos culturales multidisciplinarios y crear redes, para llevar un mensaje a escritores, artistas plásticos, diseñadores y cineastas, entre otros.

Esta figura también formó parte de una manifestación que realizaron artistas fronterizos en contra de las políticas migratorias de Estados Unidos, ya que consideraron violan los derechos humanos de los migrantes y de los residentes fronterizos que cruzan diariamente, agrega.
Sin embargo, a pesar de que comenzaba a desarrollarse actividad cultural por parte de los artistas locales, sin apoyo del gobierno, la violencia detuvo toda esta producción.
El artista que ha colaborado con otros muralistas en diferentes partes de la República Mexicana, pero su obra también ha llegado a Estados Unidos, en Inglaterra y en Chile, pero Ciudad Juárez siempre es su lugar favorito para visitar.
Considera que esta ciudad es donde se “purgan” los pecados de ambos países y en donde muchas veces se ha experimentado políticamente.
“En Juárez es donde purgan los pecados las dos naciones. Somos un laboratorio, un campo de pruebas nucleares donde vienen a arrojar bombas políticas, económicas, sociales, debido a nuestra resiliencia. Los juarenses somos seres mutantes, seres anfibios que caminamos en las áridas tierras del desierto dela jodidez, pero también nadamos en las aguas negras del imperialismo”, dice.
*Esta entrevista se realizó en abril del 2017 que recuperamos en Circuito Frontera*