Su legado no solo se encuentra en los recuerdos de los niños que reían con sus travesuras, sino en la manera en que su humorismo blanco demostró que hacer reír con respeto y creatividad es posible.
Por generaciones, la infancia en Ciudad Juárez y El Paso tuvo un amigo inigualable en la pantalla chica: Niko Liko, el carismático payaso que conquistó a niños y adultos con su humor noble, su creatividad sin límites y su compromiso con el humorismo blanco, ese que hacía reír sin necesidad de burlas o doble sentido.
Detrás del personaje estaba Antonio Gaytán Muruato, un hombre audaz y apasionado por la comunicación, quien desde los 17 años trabajó en radio y televisión, hasta que en 1973 dio vida a Niko Liko, un payaso diferente, con una máscara de lucha libre y una nariz roja que lo distinguían de los demás.
Su programa, Niko Liko y sus Amigos, se transmitió en el Canal 5 de Ciudad Juárez hasta 1992, convirtiéndose en un fenómeno infantil. Con concursos, caricaturas y números musicales, Niko Liko fue un referente de la televisión juarense, pero más allá del entretenimiento, dejó una huella imborrable en la niñez fronteriza con su mensaje de valores, amistad y alegría.
Niko Liko no solo entretenía, también educaba con ingenio. Sus historias y ocurrencias siempre llevaban un mensaje positivo y su humor limpio hacía reír sin recurrir a la burla. Su nobleza se reflejaba no solo en su espectáculo, sino también en su cercanía con la comunidad: visitaba escuelas, hospitales y eventos sociales, siempre con la misión de llevar alegría a quienes más lo necesitaban.
Su estilo audaz y genuino lo encaminaron a ser una leyenda local. Mientras otros payasos seguían fórmulas tradicionales, él creó un personaje único, fusionando elementos del luchador enmascarado con la picardía de un showman infantil. Esa autenticidad lo hizo inolvidable.
Aunque su programa dejó de transmitirse hace décadas, la memoria de Niko Liko sigue viva en quienes crecieron con él. Su legado no solo se encuentra en los recuerdos de los niños que reían con sus travesuras, sino en la manera en que su humorismo blanco demostró que hacer reír con respeto y creatividad es posible.
Niko Liko fue más que un personaje de televisión: fue un símbolo de alegría, un maestro de la imaginación y un amigo incondicional de la infancia en Ciudad Juárez. Su risa sigue resonando en la memoria de una generación que, gracias a él, aprendió que la felicidad se construye con ingenio, bondad y un corazón siempre dispuesto a compartir sonrisas.

**Esta es una publicación original de Ser Visible que publicamos con su consentimiento y que puedes consultar aquí