Pese a la histeria colectiva que se registra al momento de presentarse homicidios múltiples en áreas públicas o el suceso de una nueva “marca” en el nivel de violencia cuando ocurre un hecho delictivo en la localidad; existe un área del terror más orientado a la fantasía.
Historias de fantasmas y apariciones que hablan sobre la violencia real, pero desde una perspectiva que difumina la realidad de la fantasía, de un modo que lo cotidiano se vuelve de antaño y la previsión de aquello que no sabemos si ocurrió nos relaja y entretiene.
En medio de peligros reales, generación tras generación, las personas se previenen y se divierten a la vez con relatos de mujeres que fueron asesinadas, hombres que murieron en la indigencia y figuras inertes que se mueven solas en sitios conocidos por sus altos índices delictivos.
Estos relatos, algunos de los cuales cuentan incluso con registros en hemerotecas, libros y documentos históricos, cumplen, además, tal vez accidentalmente, con el rol de afianzar la identidad de la gente por esta región.
Porque uno siempre se siente especial cuando conoce el lugar en dónde “todo esto sucedió”, aquí te contamos la historia de cinco fantasmas y apariciones de Ciudad Juárez.
La fantasma de la ruta 10
A la orilla de la ciudad, en el norponiente se encuentra la colonia Anapra, un asentamiento urbano que en base de resistencia ha sido el hogar de miles de residentes desde la década de los setentas.
Por varios años permaneció sin siquiera servicios básicos y la mayoría de sus calles, hasta el día de hoy, no cuenta con pavimentación.
Se dice que dicha área ha sido el escenario de muchas injusticias y crímenes contra mujeres, por lo que una de estas víctimas es la protagonista de esta historia.
Se trata de una joven, que fue violada y asesinada en ese sector, cuando éste aun no contaba con mucha población, razón por la que sus restos fueron abandonados con total impunidad.
Sobre su muerte se tienen dos versiones. La primera que perdió la vida a manos de su propio conyugue y, éste, para cubrir su responsabilidad, abandonó los restos de ella en la terracería.
La segunda, es que fue una joven trabajadora de la maquila, quien luego de regresar a casa tras un turno vespertino a altas horas de la noche, se quedó sola arriba del transporte junto con el conductor.
Éste último, aprovechando la circunstancia y cobijado por la oscuridad en despoblado, la atacó y asesinó, para después seguir su ruta de regreso a la central.
En ambos casos, el destino de la muchacha fue muerte e injusticia. Desde entonces, la joven se aparece en la madrugada pidiendo a la ruta 10 detenerse para abordar.
Quienes aseguran haberla visto, cuentan que se trata de una muchacha aparentemente normal, aunque con algunas huellas de descuido, como sería la ropa sucia o el cabello alborotado. Ella sube a la unidad y se sienta casi siempre hasta el final.
El rutero, hace su traslado sin más y cuando termina, al momento de querer regresar a la central, recuerda que hubo una pasajera que jamás pidió descender. Al buscar a través del espejo retrovisor dónde se encuentra, descubre que está solo y que aquella mujer se esfumó.
El encuentro con este espectro supone mucha ansiedad para la persona desafortunada que lo sobrevive, al grado de que conductores de unidades de transporte público frecuentemente se niegan a tomar de noche la ruta hacia Anapra.
Algunos, que ya lo padecieron, renuncian de inmediato ante el miedo de volver a presenciarlo.
El fantasma de la UTCJ
Antes de que la Universidad Tecnológica de Ciudad Juárez fuera el recinto que es ahora, la calle Universidad era un predio baldío, con apenas algunos moradores circundando el área. En el suroriente, la población no era tan densa como lo es ahora, allá por la década de los noventas, cuando Martha murió.
Muy al estilo de la víctima del relato anterior, Martha será una más de las miles de víctimas de feminicidio y abuso de las que se hablan en esta ciudad. Sus restos, fueron abandonados en este sitio.
Tras la llegada de población, la construcción y funcionamiento de la institución, maestros, estudiantes, trabajadores y vecinos del área empezarían a hablar sobre apariciones de una mujer muy joven que les sigue.
En algún momento, alguien buscaría respuestas y llevaría a cabo en el sitio una sesión espiritista, en la que supuestamente, descubriría que era fantasma, quien en vida se llamaba Martha.
Se cuenta que, en esta conversación paranormal, Martha relataría como fue asesinada y diría que se siente en paz.
El espectro además diría que no quiere retirarse nunca de la universidad, pues al estar en constante contacto con jóvenes estudiantes, de su edad, le hace sentir viva de nuevo.
En redes sociales abundan testimonios de gente que la ha visto caminando sola por los pasillos o en los baños y en el estacionamiento de la institución.
Otros, incluso, asegurarían que no solo se trata de Martha, sino que serían varias las fantasmas de diferentes mujeres que corrieron con la misma mala suerte que ella y cuyo destino final de sus restos fue el mismo: el abandono de sus cuerpos en el cobijo de un lote baldío.
El “Loco Pólice”
Es posible que alguna vez hayas escuchado decir a alguien que quien toma agua de Ciudad Juárez no se va jamás.
Este dicho hace referencia a la hospitalidad de la ciudad y de cómo muchas personas, una vez viviendo aquí, deciden quedarse, al sentirse bien recibidos y cómodos.
Sin embargo, la expresión no suena igual cuando conoces la historia del “Loco Police”.
Este personaje usualmente se relaciona con el “Güero Mustang”, un hombre que padecía de sus facultades mentales y fue conocido en la zona Centro durante los noventas porque se le veía “manejar” su automóvil imaginario. Sin embargo, se sostiene que en realidad son dos historias distintas.
En el caso del “Loco Police”, el hombre rondaba en las calles del Centro Histórico de la ciudad, alrededor de la década de los años cuarenta.
Se trataba de una persona sin hogar, quien además padecía de sus facultades mentales. En esos años, existía un depósito de agua construido de metal en los patios de la antigua Presidencia Municipal, el cual funcionaba con un motor y se encargaba del suministro de agua para toda la comunidad.
Nadie extrañó al “Loco Police” hasta el día en que algunos residentes, sobretodo cercanos al área, vieron salir por las llaves de sus fregaderos lo que parecían restos ropa. Otros reportaban que el agua tenía un mal sabor.
Al investigar, un cadáver se encontraba flotando en la cisterna y por varios días, sin saberlo, la gente estuvo tomando agua fermentada con los restos del “Loco Police” quien murió ahogado en ese lugar.
Se dice que las autoridades borraron registro de esta historia, aunque se hace oficial a través de las narraciones de cronistas e historiadores.
Hasta estos días, la gente cuenta que, por la noche, sobretodo en el Centro, el fantasma del “Loco Police” se hace ver y escuchar por las calles.
El Diablo bailando
Cuando ocurren hechos de sangre, la gente dice “El Diablo anda suelto”, pero hubo un tiempo en que no solo andaba suelto, sino también, bailando con muchachas guapas en diversos centros nocturnos.
En diversas partes del país el Diablo fue visto bailando o bebiendo en esta clase de establecimientos y la historia es aprovechada por padres y madres de familias conservadoras, para asustar a jóvenes, con el fin de obligarles a regresar temprano a sus hogares. En el caso de las señoritas, a que no hablaran con hombres desconocidos.
En el caso específico de Ciudad Juárez, la gente asegura haber visto al Diablo dos veces, en dos centros nocturnos que funcionaban en los años setentas y que ya no existen.
Uno de estos establecimientos se llamaba “Malibú”, se encontraba en lo que hoy es conocido como la zona de San Lorenzo, justo en el estacionamiento de un popular supermercado.
Cuenta la leyenda que una noche, una mujer muy bella y joven estaba bailando en medio de la pista, cuando un asistente se le acercó y empezaron a bailar en pareja.
Todo era diversión a media oscuridad, hasta que repentinamente se encendió la luz y ella pudo escudriñar a su galante compañero de baile, descubriendo que, en vez de pie izquierdo, tenía posada una pata de cabra en el suelo.
Ella comenzó a gritar espantada y el joven corrió a encerrarse en los baños. El tumulto, confundido, se dispuso a calmarla y otros cuantos corrieron en busca del hombre.
Sin embargo, al lograr abrir la puerta de los sanitarios, él ya no estaba, y en su lugar, sólo podía percibirse un fuerte aroma a azufre.
La algarabía fue tal que incluso llamaron a la policía. Algunos periodistas se enteraron y la historia salió publicada en un periódico local al día siguiente.
La otra aparición del “Rey de las Tinieblas” fue en un salón de baile llamado “El Carrusel”, el cual tampoco existe, pero se ubicaba en la avenida Paseo Triunfo, a la altura de la calle Francisco Márquez.
Esta vez la protagonista era una joven desobediente de nombre Martha, quien, al no tener permiso de sus padres para salir a divertirse, salió a escondidas de su casa para llegar hasta esta discoteca.
Ya ahí, un hombre muy guapo la invitó a bailar y, tras varias horas de estarse divirtiendo con él y sentirse casi enamorada de aquel caballero con el que bailaba swing, de un momento a otro, la pista de baile comenzó a emanar un fuerte aroma a podrido.
A la vez, una nube de humo se formó bajo la figura de la pareja, lo que la hizo bajar la vista hacia el piso y notar que su acompañante no tenía pies, sino una pata de cabra y una de gallo. La impresión la hizo desmayarse y cuando recuperó el conocimiento, su acompañante no estaba, aunque en la espalda de su vestido, por donde éste la había abrazado al bailar, había arañazos como único vestigio de que estuvo toda la noche bailando con Satanás.
Estatua de Tin Tan se mueve sola
En la Plaza de Armas, sobre la fuente, se encuentra la escultura del fallecido cantante y actor Germán Valdés, mejor conocido como “Tin Tan”.
Este comediante es uno de los más populares del Siglo de Oro mexicano y, aunque no nació en esta localidad, fue aquí donde inició su carrera artística y transcurrió la mayor parte de su niñez y juventud, por lo que su persona ha sido adoptada en el imaginario colectivo como alguien referente de la ciudad.
La escultura, a cargo de los artistas José Villa y Rafael Gómez, es Tin Tan mismo, fumando, bañado en pintura dorada, con los ojos abiertos en una expresión de alegría, como si estuviera sonriendo.
Fue inaugurada en agosto del 2001, realizada por encargo del entonces presidente municipal Gustavo Elizondo Aguilar.
Siendo este personaje el referente cultural que es, y estando situado en pose de fotografía, es un punto obvio para fijar la vista, tomar “selfies” y retratos.
No obstante, muchas personas aseguran haber visto que, en la madrugada, cuando la plaza se vacía, la escultura se mueve, cambia de posición como “para descansar” y luego regresa a la original. Algunos incluso dicen haberla visto caminando alrededor de su sitio habitual, para luego correr asustados.
Sorprendentemente, nadie tiene un registro videográfico de esto.